Módulo 2: Lección 4: Acariciarnos a nosotros mismos

Paso 4

Acariciarnos a nosotros mismos

Si bien no hay manera de sustituir las caricias de los demás, saber cómo acariciarnos es una capacidad muy útil, especialmente cuando estamos en situación  difícil, lejos de las personas con quienes podemos establecer contactos positivos.

Hemos sido educados en la creencia que elogiarnos a nosotros mismos es un acto de engreimiento, de tontería o una humillación.    

No hay que incomodarse al respecto.  Hay muchas cosas  acerca de usted que los demás aún no conocen. Además, es posible que las personas que lo rodean hayan sido mezquinas con sus caricias y que usted necesite un poco más.

Es saludable, procurarse caricias uno mismo.  Esto se puede hacer en público, para que los demás lo escuchen, o en la intimidad de la propia mente.

Expresar honestamente sus sentimientos sobre sí mismo, aunque los demás no aprecian, constituyen parte de acariciarse a sí mismo.

Es importante estar atentos a pensamientos negativos que constantemente puede estar repitiéndose  a uno mismo, para tener la capacidad de decirse, por ejemplo: “Soy capaz, me merezco lo que busco. Tengo una familia hermosa, he realizado lo mejor de mí. Estoy orgulloso de ser confiable e inteligente.

A este dialogo interno, en análisis transaccional se llama “el padre generoso”, al contrario del “padre crítico”. 

Ciertas personas pueden mantener una sólida actitud positiva hacia ellas mismas, a pesar de las críticas o la ridiculización que sufren por parte de sus pares o de su Padre Crítico. Este saludable amor hacia uno mismo se relaciona con el apoyo del Padre Nutricio.

RESUMEN

Steiner nos invita a aprender a darnos caricias a nosotros mismos, y rechazar las situaciones que afecten nuestra autoestima Expresar honestamente como nos sentimos a quienes nos dan sus caricias y agradecer las que nos dan y pedir cuando hagan falta.  Un sencilla pregunta, como te gusta el color de vestido que seleccioné, me veo agradable para la ocasión, son formas sencillas de vivir dándonos caricias.

El corazón es la sede de las emociones. Al dar y recibir caricias, abrimos nuestros corazones y fortalecemos nuestros lazos con los demás.

Todos necesitamos contactos positivos. Existen caricias físicas, tales como los abrazos y los besos, y caricias verbales, tase como los elogios respecto de la apariencia, la inteligencia, la bondad, la integridad o el buen gusto.

La economía de las caricias es un conjunto de reglas que evitan que demos y pidamos caricias, que aceptemos las caricias que deseamos y que rechacemos las que no deseamos. También nos impide proporcionarnos caricias a nosotros mismos.

Al liberarnos de las reglas de la economía de las caricias, adquirimos la libertad de amarnos los unos a los otros e iniciamos el camino hacia la interactividad emocional. Para lograrlo, debemos oponernos al Padre Crítico que tenemos dentro de nosotros  y que es quien refuerza las reglas de la economía de las caricias y quien interfiere en nuestros intentos de adquirir una educación emocional.

Podemos aprender a dar y pedir caricias. Para aprender a aceptar y a rechazar las caricias, deberemos poder discriminar entre las que deseamos y las que no deseamos.

Cuando rechazamos una caricia, debemos asegurarnos de que no la queremos. Cuando estamos privados de caricias, es muy difícil que podemos rechazar algunas. Por esta razón es que debemos aprender a pedir y aceptar las caricias que deseamos. De esta manera estaremos satisfechos y nos sentiremos la tentación de aceptar caricias nocivas.

Debemos rechazar las caricias nocivas, pero cuando  nuestro Padre Crítico nos insta a rechazar una caricia que deseamos debemos rebelarnos contra él.

Debemos aprender a desarrollar el Padre Generoso dentro de nosotros, para poder darnos caricias a nosotros mismos y así construir una base de confianza en nosotros mismos.

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